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Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 8 de enero del 2019

Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 8 de enero del 2019

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Uno nace con un timbre de voz que lo identifica para siempre y Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo nació en Ichocán, Cajamarca, con un registro vocal extraordinario capaz de alcanzar las notas más altas.  Con el tiempo, esta virtud adquirió componentes mágicos. El aire andino, según decía, le expandió los pulmones y encontró en los pájaros a sus verdaderos maestros de canto.

Zoila y Moisés Vivanco (músico, productor, posterior marido y representante) construyeron una narrativa poderosa: Yma Súmac, la última princesa inca, descendiente de Atahualpa, bendecida por los Andes y las aves, quiere conquistar el mundo con el poder de su voz.

Y claro que lo conquistó. 40 millones de discos. Hollywood, Broadway. Frank Sinatra y Marlene Dietrich como teloneros. Buenos Aires. Mambo. Rock. Nikita Kruschev. 30 conciertos en la Unión Soviética. Revista Life. Japón. Más mambo. Bugui bugui. Ícono gay en San Francisco. Charlton Heston. Divorcio escandaloso.

Yma Súmac, la última princesa inca, descendiente de Atahualpa, bendecida por los Andes y las aves, quiere conquistar el mundo con el poder de su voz.

Corrían los años cincuenta y una divinidad inca había conquistado el mundo, de la misma forma que más tarde lo harían Madonna, Amy, Adele o Beyoncé. “Es un cuaderno de viaje sudamericano con guion de Disney, dirigido por Dalí”, decía el Tampa Tribune en 1996.

Yma Súmac -qué linda, en quechua- fue también una emprendedora, un caso de éxito y la materialización del sueño americano.  Pero sus detractores, entre ellos Eielson y Arguedas, decían que ella no era el Perú. La acusaban de frívola y de haber deformado la profundidad y el sentimiento de la verdadera música andina.

Ella sí era el Perú. Un Perú de ficción, imaginado, con penacho y Dior, alegre y festivo, histriónico, más emparentado con María Félix o Lola Flores que con Atahualpa. Yma Súmac exageró las formas, creó su propio universo imperial envuelto en un halo de misterio en torno a su procedencia.  Tuvo la suficiente disciplina e imaginación para mantener vigente su relato durante 40 años e, incluso, para que los peruanos, finalmente, también se dejaran seducir por su fusión chic y le colgaran todas las medallas antes de morir.

Desde que nos sentábamos alrededor del fuego para explicarnos el mundo y contarnos historias, no hay nadie que se resista a un buen argumento. Yma Súmac es uno de los cuentos más fascinantes de la historia de la música universal. Y, lo mejor de todo, es que realmente ocurrió.

 

 

Yma Súmac (1922-2008)

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