Fundación BBVA Perú
imagen

Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 11 de noviembre del 2021

Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 11 de noviembre del 2021

Comparte en:

La institución educativa Teresa González de Fanning, que desde 1952 empezó a impartir clases en el distrito de Jesús María, es el tributo más tangible que se le ha rendido a una de las pioneras de la educación femenina en el Perú.

La historia del colegio empieza muchísimos años atrás, precisamente en los campos de la Hacienda San José de las Pampas, en Nepeña, donde Teresa nació y recibió una educación nutrida de grandes lecturas y estrecheces económicas. Desde muy pequeña sintió el deseo de escribir sobre las costumbres de su entorno y lo hizo bajo seudónimos como María de la Luz o Clara del Risco.

En un mundo dominado por los hombres y donde las mujeres estaban destinadas únicamente a las labores domésticas y a la crianza de los hijos, ella abonó el terreno para un cambio estructural en la Lima de finales del siglo XIX. Teresa formó parte de la primera generación de mujeres ilustradas en el Perú, aunque para llegar a ese punto tuvo antes que enfrentar grandes adversidades.

Casada a los 17 años con el marino Juan Fanning García, adoptó su apellido -como también era costumbre en la época- y juntos tuvieron dos hijos. Pero la desgracia se instauró en la familia cuando una sublevación en la hacienda los obligó a huir a Lima. En el camino, sus dos pequeños hijos, Jorge y Emma, fallecieron.

Durante la guerra del Pacífico, en la batalla de Miraflores, su esposo también perdió la vida. Atravesada por la pérdida de sus tres más grandes amores, sin recursos económicos y en una ciudad en ruinas, Teresa, dueña de una energía vital extraordinaria, instauró un colegio para niñas en el salón de su casa de la Plaza San Martín.

Atravesada por la pérdida de sus tres más grandes amores, sin recursos económicos y en una ciudad en ruinas, Teresa, dueña de una energía vital extraordinaria, instauró un colegio para niñas en el salón de su casa de la Plaza San Martín.

Teresa González de Fanning formó parte de las famosas veladas literarias organizadas por Juana Manuela Gorriti. Eran los tiempos de Mercedes Cabello, de Clorinda Matto de Turner y, más tarde, de Angélica Palma, mujeres activistas, escritoras y periodistas que cuestionaban el rol de la mujer y pugnaban por un cambio en la sociedad.

Ellas dieron los primeros pasos en el largo camino de la emancipación, aunque todavía dentro de una estructura conservadora, donde la educación, a pesar de estar dirigida a las mujeres como lo hacía Teresa desde el Liceo Fanning, también se dividía por orígenes y clases sociales. Faltaba mucho camino que recorrer. Las mujeres no pudieron acceder formalmente a la universidad hasta 1908. Años antes, en 1875, María Trinidad Enríquez obtuvo un permiso presidencial para ingresar a la Universidad de Cusco, pero no logró terminar la carrera debido al suplicio al que tuvo que someterse.

Años antes, en 1875, María Trinidad Enríquez obtuvo un permiso presidencial para ingresar a la Universidad de Cusco, pero no logró terminar la carrera debido al suplicio al que tuvo que someterse.

Pronto Teresa dejó de publicar bajo un seudónimo. Ya no quería esconderse. Además de artículos y ensayos, publicó cuatro novelas: Ambición y abnegación (1886), Regina (1886), Indómita (1904) y la novela histórica Roque Moreno (1904).

Teresa enseñó materias diversas, desde gramática y geografía hasta economía doméstica e historia del Perú. Siguió impartiendo clases hasta que la salud empezó a fallarle. Murió a los 82 años, pero su recuerdo dejó las luces encendidas en el largo camino de la educación, la igualdad y el respeto. 

 

Teresa González de Fanning (1836-1918)

 

Comparte en:

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR