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Jaime Bedoya
Periodista y escritor

Dubidubidu

Publicado el 29 de enero del 2019

Jaime Bedoya
Periodista y escritor

Dubidubidu

Publicado el 29 de enero del 2019

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Hits del verano: 1) Claro que te clavo la sombrilla (2008)

El verano peruano del 2008 estuvo marcado por la brevísima imagen visual – 00:01.98 según esforzada medición amateur- de una curvilínea ene ene que enfundada en cosificador y brevísimo bikini rojo elevaba la odiosa canción fútilmente intitulada como El Tema del Verano a categoría de fenómeno social poto céntrico. El bikini acompañaba a una canción, o viceversa.

Aquí la evidencia: https://tinyurl.com/ycmchvrq

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No se trataba de una canción propiamente dicha. Era el jingle, de factura argentina, adaptado para la publicidad de la empresa Claro en el Perú. Exactamente la misma tonada había sido presentada por la agencia Del Campo Nazca Saatchi & Saatchi en Argentina un año antes, y hasta inclusive la mayor parte del video original (con actores argentinos) era la que se reproducía en las pantallas peruanas.

Las diferencias notables fueron tres: un paisaje del litoral limeño al inicio del comercial, la inclusión del modelo (quedp) Pedro Guadalupe Campo, hijo de Lucila y célebre bajo el nombre artístico de Peter Ferrari como toque exótico. Y -por supuesto- la susodicha ene ene del bikini rojo. En el comercial argentino aparecía también una rubia de espaldas con traje de baño colorado, imagen que allá se dio sin mayor aspaviento. Es de conocimiento público que en Argentina el posicionamiento del trasero femenino está tan normalizado como el consumo de pastas y carnes.

Eran tiempos en que lo políticamente correcto corría libre y sin sanción. Ello explica la anónima presencia femenina en el video, homenaje heteropatriarcal al cúbito ventral de la mujer. Así como cuestionable discurso implícito en la letra, hoy inimaginable sino como autosabotaje publicitario. El mensaje era claro: había que clavarle algo a alguien.

Este es el tema del verano el que vas a cantar y bailar en todos lados, te habla del sol, de la arena y de las olas, y tiene un estribillo, que se te pega, que se te pega y nunca despega. 
Clavo que te clavo la sobrilla x 2 
Pero claro que te clavo, que te clavo la sobrilla haa que te clavo la sobrilla, clavo que te clavo la sobrilla x 2, pero claro que te clavo que te clavo la sobrilla haa que te clavo la sobrilla haa.

Se rizó el rizo el rizo: una burla de la canción del verano se convirtió en la canción del verano.

Musicalmente la pieza era hija del laboratorio publicitario antes que de la creación heroica que explora el alma. Su autor, el publicista Diego Rodríguez, explicó en su momento que la tonada funcionó porque tenía a) coreografía, b) era multitarget, y c) apelaba al estereotipo musical centroamericano, que supone palmas y meneo.

En un inicio se supuso que la voz de la canción era la de Gustavo Radaelli, ex integrante del grupo pop The Sacados. Hacía ya algunos años que Radaelli había creado un alter ego afro latino caribeño americano – Machito Ponce– dado a lo de las palmas y el meneo. Además había versionado con éxito la canción de título auto explicativo Short Dick Man. Un paso lógico a ese título confesional era un tema proactivo Claro que te clavo la sombrilla. Pero no. El publicista Rodríguez reveló que el no será solo el autor del guion y la canción del comercial, sino también el dueño de la voz que lo interpretaba. Bueno, ni siquiera era un canto. Era un rap.

Se rizó el rizo el rizo: una burla de la canción del verano se convirtió en la canción del verano. El carácter auto adherente de la melodía se hizo viral también en el Perú, así como se hizo obsesiva el descubrir la identidad de la compatriota del bikini rojo. El acoso de la prensa dio redondos frutos y se llegó a la propietaria de aquellos gluteus máximus que habían conmocionado el país. Su nombre era Vanesa Tello, tímida nutricionista de 18 años del signo Capricornio, pelo castaño, ojos marrones y 91 centímetros de cadera que hacían gala de estupenda nutrición.

A la señorita Tello la fama no le vino fácil. La popularidad del tema del verano, decía entonces, “le ha costado innumerables momentos de incomodidad en su entorno amical, y más cuando por ejemplo acudía a algunas discotecas donde ella asiste con sus amigos y de pronto se escuchaba el popular tema de la sombrilla”. Superado este duro trance la señorita Tello en los años posteriores al affaire de la sombrilla logró conquistar por mérito propio los títulos de Miss Colita Reef y Miss Colita Internacional.

En el año 2012 tuvo una curiosa participación en una seudo denuncia vinculada al Tren Eléctrico, inagotable fuente de corrupción y problemas. Fue cuando la señorita Tello, en calidad de nutricionista, fue contratada por la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico para que diera una charla sobre “hábitos alimenticios y nutrición”. Ministros de Estado se vieron requeridos a declarar sobre el asunto. Y  si bien nunca pudo dilucidarse el vínculo que unía al transporte eléctrico con los hábitos alimenticios, en su momento Vanessa fue contundente: “Lo hice sin mala intención”. Nadie lo puso en duda.

Hoy en día, lejos de ese fugaz y notorio verano del 2008, la señora Tello es coach nutricional certificada. Como feliz madre de una pequeña, la banda sonora de su verano 2019 debe estar más bien en los territorios del también extremadamente adherente Baby Shark:

Baby shark, doo doo doo doo doo doo
Baby shark, doo doo doo doo doo doo
Baby shark, doo doo doo doo doo doo
Baby shark (bis 1000 veces)

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