«Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hipatía”. Así comienza uno de los pocos textos que valida la existencia de la mejor científica de su tiempo, quien vivió hace más de 1,600 años en el actual Egipto. Ella fue una extraordinaria matemática y astrónoma, además de líder de la escuela neoplatónica, algo bastante inusual para una mujer del siglo IV.
Hija de Teón, también matemático, astrónomo y profesor en la Biblioteca de Alejandría, Hipatía pasaba las noches mirando las estrellas para intentar comprender qué había más allá. Escribió sobre geometría y álgebra, perfeccionó el astrolabio (usado para definir la posición de los cuerpos celestes) e inventó el densímetro, un instrumento para medir la densidad de los líquidos sin calcular su masa y volumen.
Sus clases se volvieron tan famosas, que llegaban viajeros de distintas partes para escucharla. A diferencia de otros maestros de la época, ella aceptaba a sus alumnos con un gran espíritu integrador sin importar la religión ni la procedencia. En sus clases celebraba grandes debates sobre filosofía, matemáticas, astronomía, religión o ética.
“Defiende tu derecho a pensar porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar” es una de las grandes frases que se le atribuyen.
“Defiende tu derecho a pensar porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar” es una de las grandes frases que se le atribuyen.
Hipatía defendió muy bien su libertad de pensamiento aún cuando no sentaba muy bien en su entorno político y religioso. Las luchas religiosas de la época y el poder que Hipatía había alcanzado como sabia y científica la convirtieron en objeto de odio y persecución.
Desatado el caos y siendo señalada por no ser cristiana, una turba de exaltados creyentes la asesinó con una crueldad desmedida. El motivo de su asesinato fue “haber entretenido a la gente de la ciudad con sus encantamientos”.
Así, tristemente, se apagó una de las mentes más lúcidas de su tiempo.
No fue hasta el siglo XVIII que escritores como Voltaire o Edward Gibbon la rescataron del olvido. En los años ochenta, Carl Sagan, en su famosa serie Cosmos, redescubrió el personaje de Hipatía, que cobró una nueva dimensión.
“La odiaban, en parte, porque simbolizaba el saber y la ciencia, que eran identificados por la iglesia primitiva con el paganismo. A pesar de encontrarse en peligro, Hipatía continuó enseñando y publicando hasta que en el año 415 camino de su trabajo fue atacada por un grupo de fanáticos”, dijo Carl Sagan en su programa.
Uno de los millones de televidentes de la serie Cosmos fue el director de cine español Alejandro Aménabar, quien quedó fascinado con el personaje. Sin embargo, todavía tendría que esperar algunos años para escribir y dirigir la película Ágora, con la actriz Rachel Weiz en el papel de Hipatía.
Han pasado miles de años desde que una mujer dedicada a la ciencia defendió su libertad de pensamiento hasta la muerte y, sin embargo, cada cierto tiempo, como ahora, su recuerdo renace, cobra vida y mantiene su papel inspirador en el mundo.
Hipatía de Alejandría 355 o 370 – 415