Fundación BBVA Perú
imagen

Renato Cisneros
Periodista, poeta y novelista

Que sabe nadie

Publicado el 21 de mayo del 2021

Renato Cisneros
Periodista, poeta y novelista

Que sabe nadie

Publicado el 21 de mayo del 2021

Comparte en:

Según el «World Alzheimer Report 2018», en el mundo hay 50 millones de personas con demencia. Cada tres segundos se diagnostica un nuevo caso. El Alzheimer es la forma de demencia más conocida y común. Los expertos advierten que, en veinticinco años, el número de enfermos de Alzhéimer se incrementará a casi el doble; así mismo indican que la población mundial está sometida a un envejecimiento progresivo; y recomiendan evitar la soledad, uno de los factores que aumenta el riesgo de padecer Alzhéimer. 

Menciono el Alzheimer porque quiero hablar de «El padre», la extraordinaria película que hace menos de un mes le permitió a Anthony Hopkins obtener el segundo y muy merecido Oscar de su carrera, y al dramaturgo británico Christopher Hampton y al escritor francés Florian Zeller (director de la película) ganar su primera estatuilla por la adaptación del guión. 

Hace una década Zeller concibió «El padre» como una historia para ser contada en el teatro. No hablaba allí del caso de su propio padre, sino de su abuela. «La demencia es una enfermedad de la que antes se hablaba poco, yo la viví con mi abuela, prácticamente ella me crió, y fue precisamente a través de ella que experimenté muchísimas sensaciones porque no podía dar crédito a su falta de lucidez ocasional», ha contado Zeller en el diario digital mexicano El Norte. 

Hace una década Zeller concibió «El padre» como una historia para ser contada en el teatro.

La obra se estrenó en París en 2012, con tan buena recepción que se mantuvo en escena cerca de tres años. Luego seguirían otras producciones igualmente semi autobiográficas, entre ellas «La madre» y «El hijo», con las que completó su «trilogía familiar».   

En 2016 «El padre» se presentó en Madrid. Recuerdo que corrí a comprar una entrada seducido no solo por el título (tan vinculado a mi obsesión literaria por las relaciones paterno-filiales), sino por la presencia en el papel protagónico del carismático actor argentino Héctor Alterio (famoso por su trabajo en «El Hijo de la Novia», «Kamchatka», «Las Huellas Borradas» o  «Caballos Salvajes»). 

Lo que vemos, tanto en la obra como en la película, es a un anciano que ha empezado a olvidar situaciones, confundir nombres y sospechar que las enfermeras le roban y que su familia quiere desalojarlo. Su única hija viva, ante la necesidad de viajar fuera de la ciudad, se debate entre internarlo o no en un asilo. Ese es su dilema moral: hasta cuándo supeditar su vida a la de ese hombre desvariante, amenazado por lagunas mentales, que es su padre.  

Uno de los grandes méritos de «El padre» –definida por Zeller como «una farsa trágica»— es que involucra al público, tanto que el espectador llega a experimentar algo de la desorientación del anciano enfermo. Hay escenas que ocurren dos veces, diálogos reiterativos, actores encarnando personajes distintos, y de pronto tenemos la sensación de estar cayendo también en las garras de la enfermedad. Por momentos, más que conmover, «El padre» inquieta, asusta, te hace pensar en si algún día la mente de tu padre o tu madre se nublará hasta ese extremo por todos abominado: dejar de reconocer a sus hijos. 

Uno de los grandes méritos de «El padre» –definida por Zeller como «una farsa trágica»— es que involucra al público, tanto que el espectador llega a experimentar algo de la desorientación del anciano enfermo.

Por cierto, qué actorazo es Hopkins. Qué bien ganado ese Óscar. Con 83 años, sigue lleno de talento y de verdad. Qué capacidad la suya para ir de la comedia a la ternura, de la sátira al drama, sin perder credibilidad un solo instante. Zeller ha confesado que llamó al personaje estelar Anthony como agradecimiento a Hopkins por haber aceptado interpretarlo. 

Después de ver la película fue inevitable pensar en el olvido, en lo terrible que debe ser perder la memoria y no ser consciente de que las has perdido. Pasas a divagar en un mundo paralelo y vas quedándote poco a poco sin los recuerdos, los viejos recuerdos de una existencia que, como el humo, se difumina lentamente hasta desaparecer. 

[***]

Comparte en:

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR