La lacerante flecha del amor no correspondido hiere así no acierte. Envenenado por la ponzoña del desamor, el corazón se vuelve hígado. Y resentido, se transforma en una maquinaria infecta dedicada al falso paliativo de la venganza.
La víctima es ciega al error: un veneno en bruto jamás será antídoto. Tal cual como en el mundo farmacéutico requiere de un proceso regenerativo que convierte lo tóxico en virtuoso. En este caso melódico que nos ocupa, se trata de sufrimiento puro y duro sometido a las duras artes de la sublimación sonora y la sanación creativa. Nace así, con mejores y peores resultados, la canción del despecho.
Grande, Ariana
Ariana Grande, floridiana que araña el cuarto de siglo con un mix de sangre italiana y británica en su breve ser al que el biotipo peruano recibe con los brazos abiertos (Raúl Ruidíaz le lleva una cabeza), ha logrado algo inaudito para sus detractores: ha compuesto la canción de despecho perfecta para estos tiempos. Se llama Thank you, next. Al cierre de estas líneas tiene más de 130 millones de vistas en YouTube. Es como si cada peruano la hubiera visto 4.3 veces al hilo.
Ariana, hipoglucémica diagnosticada, está obligada a sostenida ingesta de dulces para mantener sus niveles de energía. La metáfora fisiológica se extiende a su imagen y naturaleza, amelcochada desde sus inicios en Nickelodeon, esa fábrica de diabetes infantil audiovisual.
Pop, pinky y aparentemente inocua por ello, Ariana sin embargo ha sufrido una serie de episodios recientes en su vida que la han impulsado a ese tránsito poderoso y mágico que el susurrador ibérico Julio Iglesias, misógino de closet, sugirió en su tema De Niña a Mujer. Ariana se ha hecho grande a punta de reveses y dolores sucesivos. Solo así se puede escribir del amor fallido.
Ariana se ha hecho grande a punta de reveses y dolores sucesivos. Solo así se puede escribir del amor fallido.
El dolor
En mayo del 2017, Manchester, un ataque suicida del Estado Islámico en medio de uno de sus conciertos mató a 22 personas. La cantante quedó devastada. Irónicamente su tour se llamaba Dangerous woman. En septiembre del 2018 Ariana canta frente al féretro de la Reina del Soul Aretha Franklin en sus funerales. Entona ese himno llamado A Natural Woman, un reconocimiento – son pocos, pero son- al efecto benéfico que un buen hombre puede inspirar en una mujer. Luego de esa canción hermosa que honra el buen amor de varón, un mañoso en sotana, Charles Ellis, pastor pentecostal, se embarcó en un manoseo en vivo de la pequeña Ariana, en severa minifalda de estricto luto negro. Millones de personas fueron testigos en tiempo real de tocamientos indebidos al lado de un cadáver notable. Fue grotesco.
Una semana después del toqueteo muere por sobredosis su ex enamorado Mac Miller.
Al mes siguiente, octubre, Ariana anuncia que su compromiso matrimonial con su novio el comediante Pete Davidson había quedado cancelado. La boda ya estaba anunciada. Se habían hecho tatuajes con sus nombres. El compromiso duró cuatro meses.
Esta pequeña mujer ha vivido. Mucho y en poco tiempo. Sus destrezas musicales, y un excelente producción, han convertido el veneno en miel.
El despecho como género
Dentro del universo punzocortante que supone la canción del despecho hay diversidad de matices. Desde el burlón You’re so vain de Carly Simon, dicen que dedicada a Warren Beatty (eres tan vano/que crees que esta canción es sobre ti), al heroico I Will Survive de Gloria Gaynor. El tono hostil, inclusive feminicida (léase la letra de Delilah, ese hit de Tom Jones que confiesa un crimen) no es infrecuente en este rubro. Dice el vals emblemático de Rómulo Varillas :
Víbora, ese nombre te han puesto
Porque en el alma llevas el veneno mortal
De la calumnia y la maldad.
Andrea Etcheveri canta festiva en Que te vaya bien:
Adiós, que te vaya bien/ Que te coja un carro
Que te parta un rayo/ Que te espiche un tren
Que te muerda un perro/ Que te lleve el diablo y marques calavera
Mucho más refinado en su proceso de purificación es el hermoso vals Engañada del maestro Luis Abelardo Nuñez:
No creas que si tú te alejas yo voy a llorar
tendré que buscar otro amor, pero que sepa amar,
Y aunque sé que sufriré por mucho tiempo,
mas luego tu verás, te lograré olvidar (…)
No tienes corazón, tu amor no vale nada
Teniendo en cuenta los parámetros del género, lo que ha hecho Grande no es poco. El tono cadencioso y asincopado de Thank you, Next ha hecho del resentimiento un agradecimiento agridulce, sin rencor ni odio. Canta la pequeña:
One taught me love
One taught me patience
And one taught me pain
Now, I’m so amazing (…)
I am so fucking grateful for my ex
Esta es una feliz reescritura de la actual narrativa feminista, comprensiblemente agreste aunque no siempre exacta (habla, Morgan Freeman). Ariana Grande le ha inyectado su medicada dulzura y una precoz sabiduría, escasa en estos tiempos. Son solo cuatro sílabas que cambian todo: serenidad. Aun cuando tengas el corazón hecho pedazos.