Paseo por la Feria del Libro, levantada una vez más en el Parque de los Próceres de Salaverry, entre árboles y estatuas ecuestres de héroes republicanos. Es fin de semana y la gente se atropella en los pasillos, desborda la cafetería, repleta las salas, hace colas excesivas en los baños. Me pegunto cuándo Lima tendrá un lugar más cómodo que el parque ‘Matamula’ para la realización de su evento cultural más importante. A ojos del visitante extranjero, el espacio puede resultar llamativo, incluso excéntrico, pero lo cierto es que la FIL —por la cantidad de gente que convoca, por su condición internacional, por su misma relevancia— reclama a gritos un centro de convenciones.
Hace unos meses, en Bogotá, conocí el Corferias, el campo ferial de casi 60 mil metros cuadrados que acoge desde hace varios años a la Feria del Libro. Lo interesante del lugar es que, además de esa feria, es escenario de otras 55 ferias entre enero y diciembre, ferias de todas las temáticas imaginables, lo que le ofrece a la ciudad un punto fijo de constante interacción ciudadana.
Toda capital que se respete debería tener un centro de convenciones de referencia que aglutine ordenadamente ferias y exposiciones. ¿Se imaginan un solo lugar, enorme, permanente, donde se desarrollen la Feria del Libro, Mistura, la Cade empresarial, las ferias agropecuarias, el Motor Show, el Lima Fashion Week, el Ruraq Maki, el ‘Comic Con’, etcétera? Un lugar así, con un solo protocolo de funcionamiento y seguridad, podría ser más atractivo y generar más trabajo, además de que le daría a nuestra caótica Lima algo de coherencia.
Toda capital que se respete debería tener un centro de convenciones de referencia que aglutine ordenadamente ferias y exposiciones.
Un amigo bogotano me contó que hace un tiempo el director de Corferias visitó Lima para ver si era posible replicar aquí su modelo, pero desechó la idea tras el enésimo pedido de coimas de parte de autoridades municipales, que seguramente estarían vinculadas a jueces corruptos como los que hemos venido conociendo el último mes. A ver si este año, alguno de los candidatos a la alcaldía de Lima muestra un mínimo interés por conseguir un centro de convenciones. Hasta ahora no he escuchado a nadie proponer algo en ese sentido. Qué tontos. Políticamente, sería un legado inolvidable; socialmente, una contribución utilísima.
Ahora bien, como lo más importante de la Feria del Libro son los libros, permítanme unas sugerencias en base a lo que he podido revisar.
De la oferta local, recomiendo Ciudadanos sin República (Alberto Vergara); H&H (Marco Sifuentes); Madrugada (Gustavo Rodríguez); Todo esto es mi país. La Obra de Sebastián Salazar Bondy (Alejandro Susti); Papeles Fantasmas (Luis Jochamowitz); Género y conflicto armado interno en el Perú (Mercedes Crisóstomo); (La Bruja de Lima (Fernando Ampuero); Demoler, un viaje personal por la primera escena del rock en el Perú (1957-1975) (Carlos Torres Rotondo); Peredo Total (Daniel Peredo); Archivos Estelares (Flavita Banana). Además de eso, busquen la poesía completa de Luis Hernández y, si no lo han leído aún, consigan Frankenstein de Mary Shelley. El monstruo y el libro cumplen 200 años.
Queda una semana de Feria. Disfrútenla.