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Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 20 de enero del 2023

Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 20 de enero del 2023

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¿Los árboles se pintan hojita por hojita? Con esta pregunta, la pequeña Carlota Clara estrenó una vocación que la llevaría a retratar la vida a su alrededor. Esa curiosidad infantil que la empujó a descubrir distintas técnicas para reproducir la realidad desencadenó un impulso creativo infinito.

Cota Carvallo, nacida en 1909,  fue una de las primeras pintoras peruanas. Además, a lo largo de su existencia,  ejerció la docencia y el periodismo, escribió poesía, canciones, obras de teatro y cuentos infantiles. La vida pareció  alcanzarle para todo, incluso para traer siete hijos al mundo. 

Su infancia en Huacho fue decisiva para mantener una relación inspiradora con la naturaleza bajo el amparo de unos padres que hicieron todo lo posible por estimular la fantasía de su hija con clases de piano, pintura y una biblioteca entera a su disposición. 

Cota disfrutaba mucho de los paseos a caballo, de sus incursiones a la playa y del contacto directo con su zoológico personal: un hogar donde también habitaban  llamas, perros, loros y hasta monos, los mismos que, muchísimos años después, se convertirían en protagonistas de sus cuentos infantiles. 

De niña, Cota escribía largas cartas en esa caligrafía imposible de los primeros años que se convirtieron, luego, en el diario personal que escribió a lo largo de la vida. También creaba pequeñas obras de teatro junto a sus hermanas para escenificarlas, a la hora de los postres, en el salón familiar. 

De niña, Cota escribía largas cartas en esa caligrafía imposible de los primeros años que se convirtieron, luego, en el diario personal que escribió a lo largo de la vida.

De espíritu atrevido, Cota convenció a sus padres para trasladarse a Lima, donde se inscribió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Se casó muy joven con el historiador Estuardo Núñez y juntos viajaron por Arequipa, Puno y Cusco, cuyos escenarios servirían de inspiración para sus obras. 

Entre sus 10 libros y más de 100 cuentos destacan  Oshta y el duende, Rutsí, el pequeño alucinado, La tacita de plata (obra de teatro), El pájaro niño y otros cuentos o La flor del tiempo, entre muchas más creaciones, como La niña y el mar, uno de sus poemas más reproducidos: 

“La niñita linda / se quedó dormida / una mañanita / muy cerca del mar. / ¡Cállense las olas, /dejen de bramar, / que la niña linda / se puede asustar!”

En 1974, Cota dirigió una revista infantil (Urpi) y se dedicó a la enseñanza secundaria. También llegó a exponer en galerías importantes, ganar premios y cierto reconocimiento entre sus coetáneos, como César Moro o Martín Adán.  

Cota falleció a los 71 años. Hoy, La Casa de la Literatura Peruana cuenta con una sala de literatura infantil que lleva su nombre y el año pasado fue elegida una de las 21 intelectuales más importantes del siglo XX. De vez en cuando alguien se acuerda de ella e incluye alguno de sus cuentos infantiles en una antología, pero su recuerdo está todavía lejos de celebrarse con nuevas reediciones y un conocimiento más exhaustivo sobre una creadora persistente y vital. 

Cota Carvallo (1909 – 1980)

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