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Renato Cisneros
Periodista, poeta y novelista

Que sabe nadie

Publicado el 14 de octubre del 2019

Renato Cisneros
Periodista, poeta y novelista

Que sabe nadie

Publicado el 14 de octubre del 2019

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Hace dos semanas, de viaje por Santiago de Chile, me metí al cine. El poeta y librero Sergio Parra –dueño de la famosa librería Metales Pesados (llamada así en honor al libro homónimo de otro poeta chileno, Yanko González)– me había recomendado ver el documental «Lemebel», sobre la vida de otro poeta chileno, Pedro Lemebel. 

Al entrar al cineclub Alameda, lo primero que advertí fue el mucho tiempo transcurrido desde la última vez en que había pisado un cineclub (¿es posible que el Cinematógrafo de Barranco fuera el último? ¿Existe todavía ese lugar, en la calle Pérez Roca?). Todo se volvió encantador por el simple hecho de oponerse radicalmente a la experiencia capitalista del multicine: una antesala silenciosa, más bien opaca, una exposición de arte contemporáneo en los muros, un boletero sin uniforme, empático, una notable ausencia de comida rápida en la cafetería, y luego la sala en sí, con sus incómodas pero entrañables butacas de madera, su olor a humedad, a guardado, su gastado telón de terciopelo barato y un sonido puro en los parlantes, sin artilugios digitales ni ‘surround’. 

El documental de Joanna Reposi –que por cierto se exhibió en el último festival de cine de Lima y fue catalogado como «imperdible» por algunos portales– conmueve desde el minuto inicial. Ahí vemos a Lemebel enfermo, saliendo o más bien escapando de una clínica, con un digno pañuelo cubriendo su cabeza, con cara de sentenciado a muerte que no quiere morir, rumbo a un homenaje poético. 

La cinta aborda sobre todo su faceta como artista visual y activista de causas minoritarias, causas desamparadas, causas difíciles de reivindicar durante un período de represiones; porque una cosa es hacer ‘performance’ en Latinoamérica hoy, pero hacerlo en la Santiago de los años ochenta, en plena dictadura de Pinochet, cuando todos los días se reprimía y desaparecía opositores, más que un gesto artístico o plástico era claramente político y sin dudas heroico. Fue en ese contexto brutal que Lemebel hablaba de los derechos de los homosexuales, del sida, de los marginados, de los crímenes de odio, de las mujeres torturadas por el gobierno militar.  

Ahí vemos a Lemebel enfermo, saliendo o más bien escapando de una clínica, con un digno pañuelo cubriendo su cabeza, con cara de sentenciado a muerte que no quiere morir, rumbo a un homenaje poético. 

Es por esas valientes incursiones que hasta hoy en Chile se recuerda tanto al colectivo que Lemebel integró en 1987 junto a Francisco Casas: Las Yeguas del Apocalipsis. «Antes del artista está el homosexual», afirmaba Lemebel en esos días, con plena consciencia de lo subversiva que resultaba entonces la afirmación de su sexualidad en un entorno conservador. 

Conservo hasta ahora un puñado de frases e imágenes que me sacudieron en la butaca del cineclub Alameda: Lemebel trabajando con sangre y fuego en sus instalaciones performáticas; Lemebel diciendo en voz baja «se escribe también cuando no se está escribiendo», o confesando «no conozco el amor, creí que alguien alguna vez iba a quererme pero me equivoqué»; su intervención en el sintonizado programa «De Pé a Pá», de Pedro Carcuro, en televisión nacional, donde se mandó con la lectura de una retahíla de sinónimos de «gay» que puso muy nervioso al conductor; Lemebel cantando «Corazón de poeta» y otros temas de folletín mientras bebe una cerveza en medio de su casa; leyendo sus textos con la voz ronca o metálica, con la voz doliente de animal herido que ríe y aúlla, debido a la operación a que fue sometido por culpa de su cáncer de laringe.  

Pero de nada sirve buscar el documental si no se ha leído antes a Lemebel, un hombre que marcó vidas y dejó huella en miles de personas en niveles que los escritores no suelen alcanzar. Quizá no fue solamente un escritor, sino un revolucionario, un soñador emperrado, una yegua sideral, una Mariquita linda, un torero con miedo, un defensor a ultranza del loco afán de volverse inmortal. 

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© Imagen: Wikimedia Commons

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