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Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 10 de junio del 2022

Verónica Ramírez
Periodista

Mujer tenía que ser

Publicado el 10 de junio del 2022

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Solo Shakespeare y la Biblia han podido superarla. Agatha Christie ha vendido más de dos mil millones de libros en, al menos, 45 idiomas. Sus 74 novelas (66 de detectives), 154 relatos, 20 obras de teatro y 2 autobiografías han producido, a su vez, una infinidad de películas, series, documentales, obras teatrales y hasta videojuegos. Para producir este fenómeno inagotable, la reina del misterio pareció girar siempre en torno a una misma pregunta: ¿quién cometió el crimen?

Discreta y alejada de la mirada de sus seguidores, la vida personal de Agatha Christie fue un misterio a su manera. No solía conceder entrevistas y rara vez se presentaba en actos públicos. Prefería la soledad de la escritura, los cuidados del jardín y los viajes que la llevaron a conocer buena parte del mundo. 

“Una de las cosas más afortunadas que te pueden pasar en la vida es tener una infancia feliz. Mi infancia fue muy feliz”, escribió Agatha Christie en su autobiografía, publicada en 1977, un año después de su fallecimiento.  

“Una de las cosas más afortunadas que te pueden pasar en la vida es tener una infancia feliz. Mi infancia fue muy feliz”

Nació y creció como Agatha Mary Clarissa Miller, en Torquay, un pueblo costero al sur de Inglaterra. Fue la menor de tres hermanos y mantuvo una relación muy estrecha con su madre. Como era costumbre en las familias acomodadas de la época, no fue a una escuela pública. En cambio, recibió una educación en casa, aprendió a leer sola a los 4 años y pronto se convirtió en una lectora voraz. A los 10 años escribió su primer poema. 

Su primer relato, The House of Beauty, lo escribió mientras estaba enferma. Empezó a interesarse por las cosas paranormales, que incorporó a sus siguientes creaciones. ​Entonces, nada hacía presagiar un cambio en el destino que ella misma había trazado. Le gustaba escribir, pero quería casarse. Así fue como conoció al piloto Archie Christie en un baile. Su madre lo detestaba, pero ambos se escurrieron por los jardines de la enorme casa para encender un amor que solo pudo interrumpir una guerra. 

Durante la Primera Guerra Mundial, Archie voló al frente y Agatha se convirtió en enfermera. Además de curar a los heridos aprendió mucho acerca de las medicinas que en una justa medida sanaban, pero que en dosis mayores se transformaban en venenos letales. Todas esas pócimas iban enriqueciendo su imaginación, que discurría en paralelo a la vida de esposa y madre que soñaba tener, pero que nunca pudo llevar a cabo de la forma planeada. 

Después de ser rechazada hasta 6 veces por varias editoriales, Agatha logró publicar su primera novela The Mysterious Affair at Styles, donde aparece por primera vez uno de sus más grandes personajes: el detective privado Hércules Poirot. 

Con el nacimiento de su primera y única hija, Rosalind, Agatha desarrolló una insaciable necesidad de escribir. Sus siguientes novelas, The Secret Adversary y Murder on the Links le fueron abriendo las puertas de un éxito inimaginable y, también, las de una curiosidad inmensa por viajar, surfear en Hawai y descubrir lugares remotos como Sudáfrica, Australia o Nueva Zelanda. Todo lo que veía y vivía se convertía luego en un ingrediente para la construcción de sus famosos casos policiales. 

Todo lo que veía y vivía se convertía luego en un ingrediente para la construcción de sus famosos casos policiales. 

A Poirot le siguió otro de sus grandes personajes, Miss Marple, que resolvió 47 crímenes y se tomó 143 tazas de té en las 12 novelas y 20 relatos que protagonizó. El éxito de Poirot, de Marple y, por supuesto, de Christie tuvo un revés amargo. Archie se enamoró de una joven que le prestaba más atención que Agatha y decidió dejarla justo cuando atravesaba el peor momento de su vida: su adorada madre acababa de fallecer. 

Entonces Agatha se convirtió en la protagonista de una de sus propias historias: decidió desaparecer. Salió de casa sin detallar a dónde se dirigía y, a la mañana siguiente, su auto fue encontrado en una carretera rural. Durante 11 días nadie supo su paradero. La prensa la reportó como desaparecida y su búsqueda se intensificó por todo el país. Más de mil policías, 15,000 voluntarios, aeroplanos y hasta espiritistas intentaron dar con su ubicación. 

Hasta que Archie recibió una llamada. 

Lo que pasó en esos 11 días sigue siendo un misterio. Ella nunca quiso hablar al respecto. Solo se sabe que Agatha reapareció en un hotel, en el que se registró con el apellido de la amante de su marido. Luego un doctor, probablemente para silenciar los chismes, le diagnosticó una especie de amnesia. 

Salió de casa sin detallar a dónde se dirigía y, a la mañana siguiente, su auto fue encontrado en una carretera rural. Durante 11 días nadie supo su paradero. La prensa la reportó como desaparecida y su búsqueda se intensificó por todo el país.

Para reconstruir un corazón roto, Christie tomó el famoso tren Orient Express con destino a Estambul, que luego le serviría de inspiración para escribir una de sus grandes obras, Murder in the Orient Express, publicada en 1934. También se volvió a enamorar. Esta vez de un arqueólogo 14 años más joven, Max Mollowan, a quien siguió por ruinas y expediciones que fueron un material valiosísimo en la construcción de sus siguientes obras, ambientadas en Oriente Medio.  

“Me gusta vivir. A veces me he sentido tremendamente desesperada, sumamente desdichada, atormentada por el dolor, pero a pesar de todo, estoy segura que el simple hecho de estar viva es algo grandioso”, escribió.  

Agatha Christie  publicó  6 novelas bajo el seudónimo de Mary Westmacott. En ellas, se puede leer entrelíneas todo aquello que no dijo públicamente, ni siquiera en sus autobiografías. En estas novelas, Agatha explora la psicología humana en mayor profundidad y ofrece algunas pistas de sus relaciones familiares. 

Murió a los 85 años de forma natural, en 1976. Había disfrutado del éxito, pero sin alcanzar a imaginarse que su nombre se convertiría en una verdadera  industria del entretenimiento. Por ejemplo,  su obra teatral, The Mousetrap, estrenada en 1952, permanece en cartelera en Londres. Casi 30,000 representaciones después, sigue siendo un éxito. 

Agatha Christie (1890 -1976)

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