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Mariana de Althaus
Dramaturga

Publicado el 23 de agosto del 2018

Mariana de Althaus
Dramaturga

Publicado el 23 de agosto del 2018

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Una de las mejores películas que trajo el Festival de cine de Lima fue “Temporada de caza”, ópera prima de la argentina Natalia Garagiola. Cuenta la historia de un adolescente que pierde a su madre y deja a su padrastro para ir a la Patagonia a recuperar un vínculo con su padre, a quien no ve hace diez años.

Este padre es un cazador de animales que  debe cazar el corazón de su propio hijo, un animal salvaje y rabioso que no sabe qué hacer con el dolor que le han producido las sucesivas perdidas que ha tenido que soportar en la vida. En un mundo en el que las palabras son funcionales y el contacto físico solo puede darse a través de la violencia, lo único que puede ofrecerle este padre arisco y rudo a su hijo es la enseñanza de la actividad más prototípicamente masculina de la historia de la humanidad: el arte de cazar. Mientras aprende a matar animales, el chico aprende a querer a su padre, y a la vez, a reconciliarse con el mundo que le ha arrebatado a su madre, la fuente de los afectos y el lenguaje. Hay una escena que resume la esencia de toda la película: el chico toma por primera vez la escopeta que le ha regalado su padre y se pierde en el bosque, sin saber muy bien qué hace con esa extraña arma. El enfrentamiento del joven con un hermoso animal herido es el enfrentamiento de un hombre con su propia vulnerabilidad. La oportunidad de reconocer por fin las propias heridas y elegir morir o tomar las pocas armas que le ofrece su padre para enfrentar el mundo. Hacia el final de la película, vemos a un chico que acepta la herencia viril de su padre, pero sólo para relacionarse con él: los códigos, las armas, las reglas son tradicionalmente masculinas entre ellos, pero él prefiere irse a seguir su vida a crear otras reglas, otras herramientas, inspirado por el afectuoso recuerdo de su madre.

Hay una escena que resume la esencia de toda la película: el chico toma por primera vez la escopeta que le ha regalado su padre y se pierde en el bosque, sin saber muy bien qué hace con esa extraña arma. El enfrentamiento del joven con un hermoso animal herido es el enfrentamiento de un hombre con su propia vulnerabilidad.

En una conversación sobre directoras mujeres en el Festival, Gargiola contó que creció en una familia matriarcal, “Fui criada en las mismas condiciones con mi hermano, y lo difícil fue salir de ahí y darme cuenta de que mi familia era una excepción. Empecé a notar algunas diferencias en el trato a directores y a directoras”. Cuando empezó a aplicar a fondos para financiar su película, lo primero que le preguntaban era por qué su guión no tenía protagonistas mujeres. “Hay personajes muy interesantes femeninos creados por hombres, no sé si a ellos les han preguntado por qué escribían sobre mujeres y no sobre hombres. A la gente no le gusta que la mujer se salga de la caja donde estuvo todo el tiempo.” Muchos le dijeron que ella, por ser mujer, no era capaz de escribir esta película, que necesitaba un co-guionista hombre. “Al principio me enfadaba mucho, pero después empecé a entender que el que dice “No” es el otro, y a mí me da lo mismo. Cuantos más “Nos” me dices, más me empecino.” La película “Temporada de caza” es un contundente y bellísimo “Sí”. Véanla en Netflix.

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