Piénsese lo difícil que es para el poeta dedicarse a su arte en un mundo moderno. Ahora, imagínese lo delirante que fue dedicarse a la poesía en el Perú de los años 80. Es lo que decidió Eduardo Chirinos y en el nuevo podcast de Encuentra tu poema conocemos su historia.
¿De qué viven los poetas? La respuesta inmediata llevaría a pensar que de su arte. Pero visto con detenimiento, cabría suponer que en realidad viven del riesgo. La poesía, a diferencia de las carreras profesionales bien remuneradas, vislumbra un horizonte con pocas certezas.
Jovencito, Chirinos fue a decirle su papá lo que quería estudiar una vez que terminara el colegio. La respuesta se encuentra en el nuevo podcast de Encuentra tu poema, la iniciativa web de la Fundación BBVA que difunde y promueve la lectura de la poesía peruana e hispanoamericana.
Escucha el podcast aquí:
El joven valor
Esta entrega, completamente dedicada a los aspectos poco conocidos de la carrera literaria de Chirinos, presenta el punto de inflexión de su vocación: el encuentro con dos poetas peruanos consagrados que lo convencieron de dedicarse íntegramente a la poesía.
Nacido en Lima en 1960, Chirinos suma a su precocidad y abrumadora producción, la cantidad de premios y reconocimientos que recibió a lo largo de su vida. Antes de cumplir los 21 ya era mención honrosa en un certamen organizado en 1979 por la Asociación Nisei del Perú. En 1980 recibió el primer premio de los Juegos Florales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Tigres de papel
Es en esa época cuando se vincula con otros poetas de su generación: José Antonio Mazzotti y Raúl Mendizábal, con los cuales forma el grupo Los Tres Tristes Tigres. El trío sería responsable de la publicación de las dos ediciones de la revista literaria Trompa de Eustaquio.
Pero no se trata de la única revista de literatura en la que Chirinos se involucró. Mucho menos fue el único trabajo del que dependió su vida. En el podcast de Encuentra tu poema se revela cuál fue el primer oficio que desempeñó el autor para ganarse sus primeros sueldos.
En su libro “Poéticas de flujo” (2002) el mencionado Mazzotti señala que Chirinos es autor de uno de “los libros capitales de la poesía del 80”. Se refiere al poemario “Archivo de huellas digitales” (1985), que, para variar, ganó el Premio Copé el año anterior a su publicación.
Generación coche bomba
Para ese entonces el país vivía sumido en la violencia terrorista y la crisis económica. En medio del colapso surgió una generación de jóvenes poetas –a la que pertenecen Chirinos y otras voces destacadas– que renovó la expresión de la poesía peruana. Quizás la antología más representativa de aquella época es “La última cena” (1987), un libro que recoge, además de los poemas de Chirinos, los versos de Dalmacia Ruiz Rosas, Roger Santiváñez, Domingo de Ramos y Rodrigo Quijano, entre otros.
Visto desde afuera
Chirinos posee el prodigioso efecto de cautivar a otros escritores. En este podcast escucharemos la lectura de dos poemas suyos: “Mientras el lobo está” y “Raritan Blues”, en las voces de Fernando Iwasaki y Renato Cisneros, respectivamente. Al igual que Iwasaki y Cisneros, Chirinos radicó por largas temporadas fuera del país. Primero en España siguiendo una beca, y luego en varias ciudades de Estados Unidos estudiando el doctorado en literatura y ejerciendo a la vez la docencia en universidades de ese país.
Desde ahí publicaba, tal y como nos lo cuenta este nuevo podcast. Incluso narra la anécdota con una mascota que dio título a uno de sus libros. Hay que escuchar este relato para saber más de su obra y de su vida.
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