Hace exactamente 50 años, en 1970, la Iglesia Católica estableció el 22 de junio como día de la fiesta de Tomás Moro. Luego, en el año 2000, el Papa Juan Pablo II lo declaró “Patrón de los gobernantes y los políticos”. Esto debido a su obra “Utopía”, donde describe una sociedad ideal.
Tomás Moro nació en Londres en 1478. Fue criado en el seno de una familia noble y formó parte del séquito del cardenal y arzobispo de Canterbury, John Morton, por cuya influencia siguió estudios humanistas en la Universidad de Oxford. Por el año de 1497 entabló amistad con grandes personajes del Renacimiento. Destacando su amistad con Erasmo de Rotterdam, otro prestigioso filósofo y humanista, quien posteriormente colaboraría en la revisión de sus textos.
En la corte del Rey Enrique VIII
Complaciendo a su familia, Moro ejerció de jurista y magistrado, ocupando encumbrados puestos en la administración pública. Fue miembro del parlamento en 1504, al tiempo que desarrolló una destacada carrera como poeta y traductor de obras al latín.
Sus desavenencias con el Rey Enrique VIII se produjeron luego de la solicitud del monarca para que el Papa anulase su matrimonio con Catalina de Aragón y así poder contraer nuevas nupcias con Ana Bolena. Rechazada la petición, el soberano rompió con Roma y se proclamó jefe de la iglesia.
Tomás Moro se opuso a las pretensiones absolutistas de Enrique VIII y se negó a jurar su lealtad al rey como presunto jefe de su nueva iglesia. Acusado de traición, fue encarcelado y sentenciado a muerte. Pese a los pedidos de clemencia, fue decapitado en Londres el 6 de julio de 1535.
Algunos hombres buenos
Tomás Moro fue canonizado por la Iglesia Católica y reconocido como mártir. Desde entonces sus escritos son reconocidos como alegatos de justicia y moral.
Su principal obra, “Utopía”, contiene la narración de un supuesto navegante de la tripulación de Américo Vespucio, quien una vez separado de su capitán, ha conocido una isla remota llamada Utopía, donde los hombres viven en perfecta armonía.
Esta supuesta isla, según el relato del navegante, se ubica en los mares de América del Sur, donde las libertades -incluso las de culto- son respetadas y se profesa una cultura de paz y armonía.
Un libro soñado
La primera versión de “Utopía” se publicó en latín en Londres en 1516 bajo el título de “Libellus Vere Aureus, Nec Minus Salutaris Quam Festivus, de Optimo Reipublicae Statu Deque Nova Insula Vtopi” (“Librito realmente dorado, no menos beneficioso que entretenido, del óptimo estado de una república y sobre la nueva isla de Utopía”).
Una versión en inglés recién apareció en 1551 y desde entonces su fama ha trascendido épocas y fronteras. De acuerdo a los críticos, está influenciada por “La República” de Platón.
El mundo por descubrir
Aunque en la actualidad la palabra utopía se asocia a un ideal inalcanzable, el nombre acuñado por Moro tiene su origen en dos vocablos griegos: “eu” y “topos”, que traducidos al español actual se interpretarían como: “Lugar bueno”.
El libro está compuesto de dos partes en el que aparecen tres personajes: el propio Tomás Moro y Peter Giles. Ambos toman contacto con el navegante de origen portugués, Raphael Hithloday, quien les relata sus travesías, primero con Vespucio y luego por su cuenta en Utopía.
Los informes de Hithloday de este Nuevo Mundo americano donde “están gobernados de leyes buenas y justas”, se interpretan también como una revalorización de los aportes humanistas de la cultura de la antigua Grecia.
Tomás Moro tiene su fiesta religiosa los 22 de junio de cada año y con ella la conmemoración de una obra vital como “Utopía”, la propuesta de una sociedad ideal.