Fundación BBVA Perú
Publicado el 13 de febrero del 2024
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La Casa de la Emancipación, sede de la Fundación BBVA en Trujillo, es uno de los solares sobrevivientes al gran terremoto del 14 de febrero de 1619, el cual asoló la capital liberteña y convirtió al santo de los enamorados también en Patrono de la ciudad.

El 14 de febrero se celebra el Día del amor y la amistad. Conmemora a un santo de la Iglesia Católica el día en el que los romanos solían celebrar una fiesta pagana. Sin embargo, la fecha guarda para los trujillanos un significado muy especial en su historia y su fe.

Un día fatídico

Ocurrió el 14 de febrero de 1619. Hace 405 años. Un cataclismo de dimensiones apocalípticas, y que hoy podría calcularse entre los 7.5 grados en la escala de Richter, tomó por sorpresa a los pobladores de la apacible y virreinal Trujillo entre las 10 de la mañana y el mediodía.

Para hacerse una idea de la desolación hay que leer a los investigadores. En su texto: “Barroco y policromías. Las casas de Trujillo del Perú”, los arquitectos José Correa-Orbegoso y José de Mesa citan al contador Zárate, quién visitó la ciudad entre los años 1544 y 1545, diez años después de su fundación del 5 de marzo de 1535: “(En Trujillo) hecha por mucha orden y razón, y en ella (había) hasta trescientas casas españoles«.

Antonio de la Calancha, sacerdote y cronista agustino, que se desempeñaba como prior de Trujillo, señala: “Tenía agradables casas y curiosos edificios, buenos ventanales y alegres huertas en nuestro Trujillo desdichado, pues en un breve credo que duró el temblor, arruinó desde los templos más fortalecidos hasta los edificios más livianos, todos los edificios cayeron«.

La reconstrucción

Tras la desgracia, se contempló la posibilidad de mudar la ciudad a una zona menos expuesta. El historiador Lorenzo Huertas Vallejos, en su artículo “El Perú y las calamidades recurrentes”, detalla:

El  daño  fue  tal, que el propio Virrey, príncipe de Esquilache, nombró una comisión integrada por el obispo de Trujillo, don Francisco de Cabrera, el capitán don Luis de Esquivel, Francisco Merino Ferrer y don Juan de Avendaño, para que visto el estado de las cosas acuerde, resuelva y determine lo que más conviniere a la restauración de la dicha república, y si les pareciere que se mude a otro sitio”. Así consta en el Libro de  Actas,  No 5, 1612 – 1619, f.366r. del Archivo  Regional  de  Lambayeque. 

Se inició entonces la reconstrucción. Casas e iglesias de la época fundacional del siglo XVI fueron levantadas de acuerdo a los nuevos cánones arquitectónicos del siglo XVII, respetando los solares fundacionales. Entre ellos, el de la Casa de la Emancipación.

Patrono y protector de Trujillo

En medio de este proceso se tomó a bien encomendar la ciudad a un santo patrón, como era usanza de la época. Y habiendo ocurrido el terremoto durante la fiesta de San Valentín, la elección no resultaba difícil.

El 12 de febrero de 1627, el cabildo trujillano aprobó la propuesta de don Juan de Lozada y Quiñones de declarar a San Valentín como “Patrono y protector de Trujillo, por resguardar a la ciudad de daños mayores durante el terremoto de 1619”.

La nueva ciudad

La reconstrucción permitió la incorporación de nuevos estilos ornamentales como la lacería mudéjar, forma y estética de influencia musulmana que combina líneas y figuras geométricas.

Un ejemplo se encuentra en la Casa de la Emancipación donde se conservan y exhiben restos de rampas y muros del siglo XVII con murales de influencia mudéjar realizados después del terremoto de San Valentín y redescubiertos durante el Proyecto de Reparación y Mantenimiento de la Casa de 1992. 

Hoy, bajo un piso de vidrio templado ubicado en el patio principal de la Casa de la Emancipación, se puede observar dos rampas de adobe y restos de los murales con estilo de lacería mudéjar, diseños geométricos pintados en ocre rojo y blanco. 

Patrimonio de poco más de cuatro siglos de antigüedad y que puede visualizarse a través del tour virtual  https://www.fundacionbbvaperudigital.pe/tour-virtual/casa-emancipacion/

El origen de la fiesta

Cuando emperador romano Claudio II prohibió los matrimonios entre jóvenes para mantener así la concentración de sus soldados, un sacerdote de nombre Valentín, optó por desacatar la orden y seguir casando parejas en secreto. Tras ser descubierto, fue decapitado en el año 269 d.C.

Unos siglos después, el papa Gelasio I, interesado en desplazar a las festividades romanas de las Lupercales, consagradas a la fertilidad y la fecundidad, declaró el 14 de febrero como el día de San Valentín alrededor del año 498 d.C.

Desde entonces se inició una larga y romántica tradición.

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