Contra lo que dicta la creencia popular, el Romanticismo en el arte y la literatura poco o nada tiene que ver con enamorados y puestas de sol en la playa. Se trata, por el contrario, de un movimiento de aspiraciones artísticas estéticas – y hasta políticas – que busca romper con los moldes clásicos y el racionalismo francés.
Surgido en Alemania a mediados del siglo XVIII, el Romanticismo privilegia el desbordamiento de la personalidad y la defensa de la vida sentimental. A diferencia de los modelos neo clásicos tomados de la cultura grecolatina, el Romanticismo aspira a un retorno a los sentimientos y a las emociones como genuinas expresiones del espíritu humano.
Y lejos de las imposiciones heredadas de Grecia y Roma, el Romanticismo constituye una vuelta a los nacionalismos. Se revaloran las baladas o romances (de ahí el nombre) de los pueblos. Y son sus coplas y refranes, sus cuentos y leyendas, las que narran el origen de las naciones.
Madre selva
Otro de los valores que reivindica el Romanticismo es la naturaleza y la exuberancia de la vida silvestre. Las selvas, los bosques, se convierten en los escenarios donde sus protagonistas, piratas y corsarios, rebeldes de toda laya, se oponen a ser domesticados.
Esta demanda de libertad e imaginación sintoniza con las transformaciones sociales que se producen en el mundo. Europa se recupera de la expansión napoleónica, mientras que en Rusia el uso de las lenguas nativas constituye una reafirmación patriótica.
En Latinoamérica, a donde el Romanticismo llega con cierto desfase a mediados del siglo XIX, el Romanticismo pilla a los escritores inmersos en la gesta independentista y en la conformación de sus nuevas naciones.
Somos el mundo
El Romanticismo es rebelde y antiacadémico por excelencia. Mucho antes que se le empezara a confundir con cenas en media luz y ramos de rosas, el Romanticismo era también desafiante y exuberante.
Se debe mencionar que en Alemania son representativos de este movimiento los poetas: Friedrich Hölderlin, Novalis (seudónimo de Georg Philipp Friedrich von Hardenberg) y Heinrich Heine.
En Francia destacan las novelas de Víctor Hugo y Alejandro Dumas padre.
En Latinoamérica, la expresión más preclara del Romanticismo es el colombiano Jorge Isaacs y su famosa novela “María”.
Mientras que en el Perú, el escritor que mejor se adapta a sus aspiraciones es Ricardo Palma con sus “Tradiciones Peruanas”.
Háblame de ti
Así pues el Romanticismo poco o casi nada tiene que ver con las baladas que transmiten las emisoras del recuerdo, pero sí con esa tradición poética y artística por revalorar el sentimiento y las emociones por encima del frio razonamiento del academicismo clásico.
El Romanticismo era en su origen, una forma de romper con aquel orden establecido. Pero sobre todo, era amar la libertad.