Este 12 de marzo la Fundación BBVA celebra 43 años de puesta en valor de la Casa de la Emancipación. Ubicada en el corazón del centro histórico de Trujillo, esta casa museo se ha convertido en las últimas décadas en una de las sedes principales de la actividad artística y cultural en el norte del país.
Ciertamente la Casa de la Emancipación tiene algo más de 43 años de existencia. Su historia se remonta a los tiempos de la colonia cuando en la esquina de las Progreso y de las Ventanas, hoy jirones Pizarro y Gamarra, fue conocida inicialmente como la Casa Madalengoitia. Llamada así debido a que fue morada del canónigo Dr. Pedro de Madalengoitia y Sanz Zarate, Chantré de la Catedral. Investigaciones posteriores indican que la casa perteneció desde 1792 a don Tiburcio de Urquiaga y Aguirre. Años más tarde, entre los siglos XIX y XX, la familia Rosell Urquiaga la recibió en herencia y fue su residencia desde el año 1884 hasta 1944, cuando la propiedad fue vendida.
La patria tiene morada
¿Cuál es la razón por la que una señorial casona trujillana recibe el nombre “de la Emancipación”? Básicamente debido a los hechos históricos que albergó en sus ambientes. Según la tradición trujillana, en los últimos meses de 1820, en esta residencia se reunieron los notables de la ciudad junto al marqués de Torre Tagle para acordar el apoyo a la Corriente libertadora del sur, encabezada por el general San Martín.
Además, en 1823 la mansión fue sede del Congreso Constituyente de la floreciente República Peruana y meses más tarde sede de gobierno del presidente José de la Riva Agüero. En reconocimiento al papel que desempeñó durante la gesta por la independencia, el Concejo Provincial de Trujillo resolvió en 1982 reconocerla como La Casa de la Emancipación.
El pasado virreinal
La casa ocupa más de la mitad del solar fundacional, primigeniamente las manzanas se dividieron en cuatro solares. Según investigaciones del ingeniero Miguel Vega Cárdenas, la casona original, –construida en el siglo XVI– se vino abajo durante el terremoto del 14 de febrero de 1619.
Vega Cárdenas agrega que consta documentalmente que, en 1640, don Juan Martínez de Escobar y su esposa doña Magdalena Bazán y Tudela, estaban edificando su casa principal de morada en este solar. Los restos de dicha construcción colonial se pueden observar actualmente a través de un vidrio templado que existe en la galería central del patio principal.
En el siglo XVII la casona fue adquirida por el maestre de campo don Juan Larrea y Guinea, Tesorero de la Santa Cruzada y Regidor Perpetuo del Cabildo. A su muerte la propiedad pasó a manos del Convento de San Agustín. Fueron estos los religiosos que vendieron el inmueble a don Tiburcio de Urquiaga y Aguirre en 1790.
La joya de Trujillo
En 1978 se inició la puesta en valor de la casa adquirida por el entonces Banco Nor Perú Continorte (hoy BBVA) como parte de la restauración y adaptación de la sede bancaria. Los trabajos fueron realizados por restauradores especializados en pintura mural, arqueología, estructura, carpintería, etc. La recuperación se realizó de acuerdo al estilo neoclásico del siglo XIX. Sin embargo, se conservaron elementos adquiridos a través de los siglos.
En el zaguán se descubrió inicialmente una decoración neoclásica, imitación de mármol. Debajo de esta se encontró pintura mural del siglo XVIII, con escenas y personajes hechos con la técnica del rococó y con trazos similares a los dibujos del obispo Martínez Compañón. El patio principal fue restaurado utilizando mármol de Carabamba (provincia de Otuzco) y se intervino la pintura mural de todos los ambientes. La carpintería de puertas y ventanas recuperó la influencia inglesa de hojas de doble cierre y mamparas que filtran la luz. En su salón principal se exhibe una reproducción de la Real Cédula que otorgó en 1537 a la entonces Villa de Trujillo, el escudo de armas ascendiéndola a la categoría de ciudad a poco tiempo de su fundación.
Cultura y arte, los nuevos ocupantes
Son 43 años en los que la Casa de la Emancipación sigue albergando gestas de libertad, traducidos ahora en eventos culturales y artísticos. Que van desde las exposiciones temporales, así como las muestras permanentes dedicadas al poeta César Vallejo y al estudioso de la naturaleza y la sociedad trujillana, el obispo Martínez de Compañón.
La casa también ha sido sede de presentaciones de libros, conferencias, recitales poéticos, conciertos musicales, teatro, festivales de cine, ballet y danzas diversas.
Trujillo globalizado
Desde el 2020 la Fundación BBVA, en un esfuerzo por permitir el acceso virtual a las casas y museos que administra en Cusco, Arequipa y Trujillo, realizó el Proyecto 360º, a través del cual los visitantes desde cualquier parte del mundo pueden realizar un recorrido virtual por los ambientes de tres sedes históricas.
La casa de la Emancipación puede visitarse tan solo con ingresar a la página web de la fundación y a través de un clic visitar cada uno de los ambientes de este inmueble que forma parte del acervo arquitectónico del norte del Perú.