Fundación BBVA Perú
Publicado el 15 de septiembre del 2020
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A la edad de 81 años falleció Alicia Maguiña Málaga, una artista monumental. Cantautora de verdaderos clásicos del cancionero popular, que surcó con prodigioso talento los géneros criollo y andino en medio de una vasta obra musical.

Cuando le preguntaban la cifra exacta de los discos que había grabado, Alicia Maguiña apelaba al cálculo. Entre accidentadas cuentas de vinilos, casetes y compactos se podría presumir que superaba con creces los 25 álbumes, sin contar recopilatorios e inéditos.

Había empezado muy joven. Cuando la persuasión de los tres ases: César Miró, Avelino Aramburú y Pancho Graña, logró vencer la férrea resistencia de su padre, el elegante vocal Alfredo Maguiña Suero, Alicia grabó su primer disco a la tierna edad de 18 años.

Vida entre cantos

Hasta entonces la vida de Alicia había discurrido entre las comodidades de su clase y la sensibilidad social. Con apenas un año de edad, su familia se instaló en Ica donde su padre había sido designado Vocal de la Corte Superior y donde ella estudió la primaria en el colegio Arbulú.

En sus ojos de niña se imprimieron las primeras imágenes que servirían de inspiración: las campesinas apañadoras, cosechando el algodón. Los humildes jornaleros venidos desde las alturas de Ayacucho y Apurímac para agenciarse el sustento en medio el desierto.

Ya con 13 años, su familia se instaló en Lima, donde su padre era ahora Vocal de la Corte Suprema y ella cursaba la secundaria en el exclusivo colegio Santa Úrsula de San Isidro. Para ese entonces ya tenía compuestos varios de los temas que la harían famosa.

Juvenil estrella 

Tras una presentación de exalumnos del Santa Úrsula, llegó a oídos de los periodistas de El Comercio –Miró, Graña y Aramburú- la noticia del precoz talento de una bella muchacha, hija de un destacado vocal. 

Superadas las reticencias familiares, Alicia grabó “La dueña del santo”, el LP que contiene sus primeros bombazos: “Viva el Perú y Sereno”, “Inocente amor” y la marinera “Casi me despepito”:

https://youtu.be/-piPkS_ReK4

A los 20 años publica “Estampa limeña”, cuyo tema central está dedicado a las tradiciones del Señor de los Milagros, del que Alicia se declaró devota. Pero no sería hasta 1962 que causaría un verdadero revuelo en la escena musical criolla.

Cántame marinera

“Alicia canta a Alicia Maguiña” editado por el sello Sono Radio y bautizado así por el éxito de sus canciones en la voz de otros artistas, mostró a una Alicia desafiante, revolucionaria y prodigiosa.

“Indio”, inspirado en el lamento de los campesinos de su infancia era, a decir de Nicomedes Santa Cruz, autor del texto de presentación, “un mensaje de fe en la reivindicación de nuestros hermanos de los andes”.

“Ayer montaña,
hoy solo escombro.
Hierve mi entraña
cuando lo nombro.

Serás otra vez montaña
y habrá fulgor en tus ojos.
Tu risa oiré y feliz serás y feliz seré”.

Pero fueron las marineras limeñas las que causaron conmoción. Nicomedes aclaraba: “de las pocas que se han compuesto en los últimos 30 años”. Declaración de orgullo, identidad y desafío: “Negra quiero ser” y “Dale, toma”. Esta última retando a Chabuca Granda.

Alicia Maguiña - Dale, toma

Por su estructura y métrica, la marinera limeña dispone de reglas muy estrictas. Alicia Maguiña tuvo en Manuel Quinta Olivares, “El canario negro”, a su mejor maestro:

“Mi verdadero maestro: cantante y compositor inalcanzable. Extraordinario. Era un genio. Su voz tan hermosa y afinada inundaba de mágico entusiasmo las fiestas y jaranas”, le comentó al periodista Juan Paredes Castro en la entrevista publicada el 31 de octubre del 1971, en el diario La Tercera de la Crónica.

El Perú en su voz

Desde entonces Alicia desarrolló una carrera cuyos picos más altos se encuentran en los discos grabados durante su alianza con el guitarrista Carlos Hayre, a la postre su segundo esposo. Destacan “Perú moreno” (1967), “Alicia y Carlos” (1970) y “La voz de la tierra” (1974).

Aquí vemos a Alicia y Carlos Hayre en una presentación de 1975 en el programa de televisión “Solamente Alicia”.

Alicia Maguiña y Carlos Hayre - Valentina (Telecentro)

En esta década, Alicia siempre impredecible, nunca quieta, inicia la investigación de los géneros andinos, grabando huaynos, mulizas, huaylarshs. El valse “Wiñaytan Kausanki José María (Eternamente vivirás, José María)” está dedicado a José María Arguedas.

Alicia dirigente

En las décadas siguientes incursionó en la representación gremial. Es la única mujer que ha presidido APDAYC. En el libro “Canción Criolla” (1987) de Lorenzo Villanueva y Jorge Donayre, ella señala:

“Viví en carne propia el problema que enfrentan los compositores, pensé que podía ayudar a la lucha en un terreno legal, honesto, y así lograr que quienes viven del arte puedan subsistir decorosamente del cobro de sus regalías y con esa tranquilidad, seguir produciendo”.

Condujo su programa en Radio Nacional y ya retirada de la vida pública, tanto por la edad como por la falta de espacios para la música nacional, el año pasado Alicia publicó sus memorias en “Mi vida entre cantos”. Un libro de 300 páginas con relatos, reflexiones, recortes de prensa, partituras, cancionero y fotos inéditas.

Víctima de un derrame cerebral, a los 81 años de edad, falleció una de las más inmensas artistas de la música peruana. Hoy vive desde la inmortalidad de su incomparable música.

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